Monday, October 1, 2012

TORO TORO PRIORIZA LA VIDA DE LOS NIñOS Comer para crecer y alcanzar sueños


La Unidad de Nutrición Integral combate el hambre. En siete años existe 20 por ciento menos niños desnutridos en Toro Toro, el secreto: enseñar a los adultos a valorar la vida de los niños.

“Si se muere mi hijo puedo tener otro, pero si se muere mi oveja quién me va a pagar”, este era el pensamiento tradicional de las familias de Toro Toro hace cinco años, pero hoy cuidar la vida de los niños es primordial en la comunidad.

La llegada de la Unidad de Nutrición Integral (UNI) a este municipio permitió que la gente del sector tenga conocimientos acerca de nutrición -de sobremanera- a las mamás, para que se preocupen por alimentar a sus hijos óptimamente durante su infancia. Sin embargo existen situaciones de desnutrición avanzadas por descuido de los padres, tal es el caso de Filomena.

Los ojos de Filomena irradian aflicción al cargar a su hijita, quien está sumida -desde hace un año- en un cuadro de desnutrición crónica, “Su papá me dice que solita se va a sanar, pero yo quiero sacarla adelante”, asegura Filomena.

Rebeca, de tan solo un año y medio, se alimentó de leche materna hasta los cuatro meses porque Filomena tenía que ser sometida a una operación y por ello se marchó a Potosí, dejando a su hija al cuidado de su padre durante un trimestre.

De momento, cualquier catarro hace que disminuyan sus defensas y lo peor es que la niña de a poco pierde el apetito. “Los primero dos años de vida de los bebés son importantes y la situación de Rebeca no es irremediable pero es crónica”, asevera, el auxiliar de enfermería de la UNI, Félix Albino.

El equipo de UNI, a través de la nutricionista, Zenaida Huaca, enseñó a Filomena cómo se cocina nutritivamente y qué proporciones y combinaciones debe dar a su hija, sin embargo su desnutrición debe ser tratada por especialistas.

“Hemos decidido derivar a Rebeca al centro Albina Patiño de Cochabamba”, asegura Albino. Gracias a la Fundación contra el Hambre, los niños de Toro Toro pueden recibir atención gratuita -si el caso amerita- en ese hospital, además el pasaje y la estadía para la madre es gratuita hasta que el niño esté completamente recuperado.

La aflicción que opaca la mirada de Filomena se ve irrumpida brevemente por un brillo en sus ojos, sinónimo de esperanza por la vida de “Rebequita”, quien en breve será atendida por especialistas. “Voy a volver con mi hijita y sus ojitos ya no van a estar hundidos ni su carita va a estar triste”, cuenta a tiempo de retirarse de la UNI hacia su casa para alistarse y salir del pueblo.
COMER ES TAREA DE TODOS

Las madres de Toro Toro llevan a sus niños menores de dos años a las unidades de nutrición una vez al mes para que sean medidos y pesados.

Según el coordinador de FH en Bolivia, Óscar Montes, cada madre tiene un muñequito que representa a su hijito y si tiene desnutrición el muñequito va al color rojo de una bandera boliviana (diseñada por ellas); si su niño está en peligro, va al amarillo y si está sano, el muñeco va al color verde. “En las reuniones las mamás ponen a sus hijos en el color que corresponde y si alguien llega al color verde todas aplauden de alegría”, agrega Montes.

Pese a que las madres asisten a la UNI, controlar la nutrición de los niños una vez al mes no es suficiente, por tal razón se crearon las UNICOM`s (Unidades de Nutrición Integral Comunitarias) dirigidas por Responsables Populares de Salud.

Existen 16 UNICOM`s dispersas en Toro Toro, ahí las mamás que viven lejos aprenden a cocinar, “les enseñamos a hacer fritos de zanahoria, de acelga, hamburguesas de lenteja y más”, asegura Zenaida Huaca.

Es secreto del éxito de estos programas nutricionales radica en que las mamás hacen una gama de comidas y bebidas con una lista no muy variada de verduras. “Los niños se cansan de lo mismo y por eso no comen”, dice la nutricionista y agrega que el hecho de que la mamá pique un día la zanahoria en cuadraditos otro en redonditos y así sucesivamente, motiva el apetito de sus hijos.
HUERTO ESCOLAR

Sacar de la desnutrición a los niños no es una labor fácil, por tal razón mantenerlos bien alimentados es una tarea continua en la que también participan los comensales, es decir, los niños.

Son las diez de la mañana en la Escuela Rodeo Escalón de Toro Toro y Sarita de ocho años, con sus pequeñas manos deshierba la tierra donde están plantadas unas zanahorias, mientras sus compañeros hacen surcos en una parcela para sembrar acelgas.

“A los niños les gusta cultivar las plantitas, incluso ellos aportan con sus conocimientos”, asegura el facilitador Iver Marca.

En esta escuela los niños dedican una hora y media diaria al cuidado de seis parcelas en las que se cultivan zanahorias, acelgas, cebollas, remolachas, lechugas y más. Todas son verduras que aseguran su alimentación diaria.

Y ¿qué hacen con la verdura? aunque sea difìcil de creerlo no las reparten entre los niños, lo que hacen es saborearlas en una deliciosa comida preparada por alguna madre de los escolares.

“Practicamos el ‘Muyu’, que es por turno de acuerdo a la lista. Y este día era el turno de doña Juana, quien se encarga de cocinar para los más de noventa niños de la escuela”, asegura el director de Rodeo Escalón Germán Sandoval, a tiempo de señalar que gracias a las enseñanzas las mamás cocinan variado y nutritivo para todos los niños.

La madre a la cual le toca el turno de cocinar tiene que empezar desde muy temprano y lo hace a la leña, esta labor vale la pena porque los niños lo disfrutan, aunque unos más que otros.

Sentada en una acera y con los pies firmes sobre el piso de tierra, se balancea y saborea su comida una niña de seis años llamada María.

“Camino mucho para venir a la escuela pero como cansada estoy más hambre me da”, cuenta María mientras come migaja a migaja su queque para que no se le acabe. Al igual que ella muchos niños se pasan horas caminando y su desarrollo intelectual depende en gran medida de la alimentación que reciban.
NO MÁS HAMBRE EN EL MUNDO

A lo largo de los años UNI instauró proyectos paralelos que permitieron garantizar la alimentación de los niños de Toro Toro y Bolivia exitosamente. Y como lo bueno es digno de imitar, este proyecto será ejecutado de la misma manera en otros países de Latinoamérica y África.

Víctor Cortez (Director de FH en Latinoamérica) y Shep Owen (Director de FH en África), llegaron hasta Toro Toro para visitar el proyecto UNI y la intención es copiar este modelo en sus países y así reducir la desnutrición de los niños.

“En África existen muchos niños con cuadros de desnutrición crónicos y en vista de que este modelo tuvo mucho éxito en Bolivia queremos replicarlo”, asegura Owen.

Las réplicas de estos proyectos se realizarán inicialmente como pruebas piloto y después se los aplicará gradualmente.

No sólo instancias internacionales están interesadas en este modelo de nutrición pues el personal del Ministerio de Salud de Bolivia también visitó Toro Toro para conocer el proyecto y posiblemente aplicarlo como una política nacional.
ALIMENTANDO EL ALMA

Pese a que las instancias privadas o gubernamentales pueden aportar a la erradicación de la desnutrición en los niños, los que tienen la última palabra son los padres, porque sus hijos son forzosamente dependientes de ellos hasta los tres años (etapa más importante para la alimentación).

La toma de conciencia sobre la importancia de una alimentación nutritiva para los niños es algo ineludible. Esta actitud asegura un futuro exitoso no sólo para el infante sino -a manera de efecto domino- para los padres y hermanos, porque una persona inteligente hace bien las cosas.

Con este proyecto se evidencia que para nutrir no se necesita invertir demasiado y que con algunas verduras, dedicación y amor a los hijos, la cifra de 148 millones de niños desnutridos en el mundo puede disminuir.

“Comemos muchas verduras porque mi mamás las cocinan muy rico todos los días” enfatiza María.


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