Tuesday, April 2, 2013

Curahuara de Carangas vivió plenamente la Semana Santa

Cambiando de alguna forma las costumbres que se viven en Semana Santa en el área rural, este año la población de Curahuara de Carangas, vivió de forma plena la pasión, muerte y resurrección de Cristo en base a signos como las palmas, el pan, agua, fuego, cirio, tierra y otros que son parte de sus creencias.

El párroco de la iglesia de Curahuara de Carangas, padre Gabriel Antequera, explicó que las actividades en el campo son distintas a las de la ciudad porque se quedan en cursos de formación como en el caso de la población de Totora dejando de lado la parte celebrativa.

La población en estos días, celebra el Viernes Santo simplemente y a partir de la costumbre, se motivó a los pobladores a participar de distintas actividades desde el Domingo de Ramos.

"Algo interesante es que el signo de la palma para las personas es muy importante porque tienen en sus viviendas y llevan al campo por lo menos una hojita para evitar que un rayo caiga cerca a ellos, según sus creencias", contó.

El religioso fue implementando varios signos que permiten dar a conocer una mejor explicación del significado de cada día que es parte de la Semana Santa.

Trabajando bajo los signos bendijo el pan como signo que Dios no haga faltar el alimento de cada día.

El signo del Viernes Santo fue la vela y no se quedó en la procesión del Santo Sepulcro, se realizó una especie de velorio, motivando a la gente a participar de la vigilia después de comparar los actos que se realizan cuando alguien muere en la comunidad.

"La gente respondió increíblemente, volvían al templo y traían velitas entonces hemos conseguido un aspecto importante, de no dejar que la Semana Santa se circunscriba solo a participar en el Vía Crucis y teníamos que motivar para que las costumbres de la Semana Santa continúen a la espera del próximo día", explicó.

El signo del Sábado fueron los alimentos los cuales fueron bendecidos porque coincidieron con la cosecha de la primera siembra, además de fruta, verdura, sal, agua, carbón.

Para motivar a la población se armó un altar con esos elementos y se realizó la bendición del fuego como signo de nueva vida a través de la luz que representa a Jesucristo.

El padre Antequera agradeció el apoyo de las religiosas del Colegio Bethania y de la Congregación de las Dominicas que llegaron de Polonia, además de catequistas que apoyaron en la realización de cursillos en Totora.

"Este año, gracias a ese apoyo logramos cambiar las costumbres e incluso de los colaboradores que por primera vez hicieron esta misión porque cuando se les agradeció, manifestaron que vivieron una experiencia maravillosa llena de fe, vida, esperanza y de la presencia de Dios porque la realidad de la ciudad es muy distinta a la del campo", manifestó.

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