Sunday, April 7, 2013

Ironcollo, la tierra de los últimos herreros

Después de más de 150 años… El arte de forjar fierro todavía se mantiene vivo en la comunidad de Ironcollo, en el municipio de Quillacollo, distante a 16 kilómetros de Cochabamba. Son 20 los herreros, que aprendieron el oficio de sus padres y abuelos, los que cada día se esfuerzan por conservar este oficio a pesar del avance de la modernidad.

Hace tiempo, casi toda la población de Ironcollo se dedicaba a la herrería, pero con el paso de los años esto fue cambiando con la llegada de productos extranjeros y sofisticados.

Hoy en día Ironcollo -población que debe su nombre a esta actividad- aún fabrican una diversidad de herramientas. Cuchillos, hoces, machetes, picotas, azadones, patacabras, barretas, reja para arado y herraduras toman forma con golpes de combo y al calor del rojo vivo del fuego.

Los herreros no se despegan del proceso y trabajan con el soplete, carbón, fierro y combo, son las herramientas necesarias, para obtener una diversidad de herramientas metálicas de buena calidad, pues, de lo contrario “podrían romperse, hay que saber golpear y medir la temperatura”, contaron Ricardo y Andrés Avilés, dos hermanos, dedicados a herrería toda una vida.

Aseguran que su producto es barato y de mayor calidad que los importados de China, Brasil o Colombia. “Las picotas, hoces y cuchillos que fabricamos tienen la ventaja de que son de mejor calidad porque se pueden volver a afilar; en cambio, los productos exportados no tienen esa ventaja porque son más acerados y después de calentados se cristalizan y rompen. Una hoz artesanal cuesta 30 bolivianos y una importada está en 60 y no se le podrá volver sacarle filo: “Por eso, la gente que conoce sólo compra estas hoces”, dijo Avilés. Contó que las hoces tienen gran demanda en la temporada de cosecha de enero a junio y son comercializadas en diferentes partes del país.

Después de junio comienza la demanda de rejas de arados y picotas, para la siembra. Pero, los cuchillos se fabrican, durante todo el año.

Añadió que esta tradición se ha ido perdiendo con el pasar de los años, pero con el objetivo de revalorizar este oficio se ha impulsado la Feria de la Herrería desde 2011, la cual ha tenido gran éxito entre la población y ha dado a conocer más esta actividad. “Mucha gente ahora nos conoce, nos busca y fabricamos todo lo que el cliente quiere en metal”, concluyó.

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