Friday, September 27, 2013

En Santiváñez 43 de 48 comunidades están sin riego

La producción agrícola en Santiváñez se encuentra en una situación crítica. De las 48 comunidades que integran este municipio 43 no cuentan con agua para riego. Esta situación ha derivado en la reducción de su población y consecuentemente también en la disminución de sus recursos por IDH.

“El problema es el agua”, fue la aseveración del secretario de Información de la municipalidad, Juan Vidal, al referirse a la reducción de su población.

Las acciones y proyectos para paliar la escasez del agua no han dado los resultados esperados y la situación se agrava.

Los pozos que se perforaron no tienen el caudal suficiente para abastecer la necesidad. “Cada vez se tiene que perforar más profundo y tampoco dura mucho tiempo” expresó Vidal.

Asimismo la construcción de atajados no constituye en solución efectiva al problema ya que la baja precipitación fluvial durante la temporada de lluvias impide acumular el caudal necesario para el riego de cultivos.

El presidente del Concejo Municipal, Pablo Claros informó que sólo las comunidades de Convento, Lípez, Poquera, Londo y 2 de Septiembre tienen acceso a sistemas de riego.

Las restantes 43 comunidades continúan su producción con el agua provista durante la temporada lluviosa, es decir una vez al año.

La principal actividad de este municipio es la agricultura, orientada principalmente al cultivo trigo, maíz, papa, durazno y cebolla, entre otros, según refiere el Plan Municipal de Desarrollo de Santiváñez 2009-2013.

La preocupación de las autoridades crece cuando ven que cada año se abandonan más y más tierras agrícolas. Vidal calculó que más del 40 por ciento de tierras cultivables no está siendo cultivado por falta de este recurso esencial.

Aguarda la realización del Censo Agropecuario para tener un panorama exacto sobre la verdadera dimensión del problema en el agro.

Con el abandono de tierras se advierte también una fuerte disminución de cultivos que van destinados a los mercados locales y el país. Santiváñez se caracterizó desde siempre por su amplia diversidad de hortalizas, granos y tubérculos.

Ahora la producción se redujo a los cultivos a secano (sólo con aguas de lluvia). En las zonas altas con los productos de maíz, trigo y papa, y en las comunidades antes mencionadas, con verduras y hortalizas.

Esta situación ha obligado a muchas familias a migrar hacia otras regiones ya sea temporal o definitivamente. Uno de los mayores destinos son las regiones del trópico de Cochabamba, Santa Cruz, Argentina y España. “La gente llega aquí como visita nomasia”, agregó.

Su población se redujo en al menos mil habitantes según datos del Censo 2012. Para los 6.527 que decidieron quedarse la situación es complicada, ya que las necesidades son las mismas y su atención requiere más inversión.

Debido a la reducción de su población, Claros indicó que la disminución de recursos económicos es gradual y constante. El año 2011 el presupuesto para este municipio alcanzó los 7 millones de bolivianos, el 2012 bajó a 6,5 millones de bolivianos, y para la gestión 2014 el techo presupuestario es de 6 millones de bolivianos.

Uno de los proyectos más importantes para esta región es la construcción de la represa San Martín, un proyecto que al igual que Misicuni, tiene esperanzados a sus pobladores desde hace más de 20 años. Sin embargo el alcance sólo involucra a cinco comunidades de la Subcentral Enrique Encinas.

“Es un proyecto concurrente con la Gobernación y el Ministerio que nos aseguraron que este año inicia”, acotó la autoridad.

Dato.

Santiváñez

Santiváñez está ubicado al sudeste del departamento de Cochabamba, a 28 kilómetros de la ciudad. Es la segunda sección de la provincia Capinota, El Gobierno Municipal está en la población de Santiváñez, capital del municipio.

Comunidades con riego

Las comunidades de Convento, Lípez, Poquera, Londo y 2 de Septiembre, son las únicas de 48 comunidades que cuentan con agua de riego para los cultivos.

Represa San Martín

La represa de San Martín es un proyecto esperado por más de 20 años. La población mantiene la esperanza de que cubrirá las necesidad de cinco comunidades en la subcentral Enrique Encinas.

La construcción de esta represa está proyectada para fines de este año. El agua de este sistema cubrirá también las necesidades de empresas instaladas en el Parque Industrial.

La esperanza está en el Parque Industrial

Tras haber experimentado sin éxito la perforación de pozos y la construcción de atajados, a Santiváñez sólo le queda sobrevivir con la poca actividad agrícola que resta y el movimiento económico que pueda generar el Parque Industrial.

Otras alternativas como las aguas de Misicuni y el Río Caine fueron descartadas, ya que la distancia desde la represa del proyecto múltiple Misicuni dificulta la distribución del agua hacia esta región. Asimismo el apoyo expresado por la mancomunidad del Río Caine es inviable, es inviable ya que su traslado requiere de mucha inversión, según explicó el secretario de Informaciones, Juan Vidal.

Una de las expectativas fueron los proyectos Mi Agua con la ejecución de más de 10 proyectos, sin embargo los mismos no fueron sostenibles, porque requería que el agua sea bombeada desde el río hasta otro tanque, y los gastos operativos son demasiados para las comunidades campesinas.

Sin embargo nuevos proyectos en el marco del Programa Mi Agua III, son aguardados en la perspectiva de que puedan plantear otras alternativas sostenibles.

Frente a esta realidad, autoridades municipales ven al Parque Industrial como una de las pocas alternativas que les permitirá asegurar el sustento para sus habitantes.

Son alrededor de 20 empresas que ya operan en el denominado Parque Industrial. El empleo de mano de obra, en albañilería y como obreros de procesos industriales, son su principal participación.

Sin embargo la oferta y demanda de mano de obra es contraproducente a los intereses de la agricultura ya que la ocupación de campesinos en la industria deja sin fuerza productiva al agro.

Los contratos en las empresas son por un año o por tiempo indefinido; en cambio la producción agrícola se rige bajo ciclos que inician en noviembre y finalizan entre junio y julio, por lo que los meses de julio, agosto y septiembre ponen en aprietos a los vecinos de Santiváñez que deben elegir entre emplearse en la industria o continuar en el agro.

Otros servicios como el de alimentación, hospedaje, servicios de internet, telefonía y transporte se desprenden de esta actividad que crece lentamente.

A fines de 2009, el Parque Industrial de Santiváñez albergaba a cuatro empresas, el año 2011 el número de empresas alcanzaba a 16. A la fecha son alrededor de 20 empresas instaladas y en proceso de hacerlo.

Su crecimiento ha permitido que Santiváñez ahora cuente con una vía asfaltada que la integra con la capital del departamento. El Parque Industrial ha impulsado la construcción de la represa de San Martín, uno de los proyectos más anhelados de agua para riego y consumo humano, cuyo caudal será distribuido entre el Parque Industrial y cinco comunidades agrícolas.

La producción lechera y algunas especies merman

Con la escasez de agua, la crianza de ganado tiende a una gradual disminución. La disponibilidad de pasturas y forraje incidió directamente en la producción lechera.

Las autoridades municipales sólo tienen reportes de algunas familias que advirtieron la situación, sin citar cifras exactas. Aguardan la realización del Censo Agropecuario para precisar.

“Cuando era niño toda esto -zonas bajas- estaban con puros alfares, ahora sólo se ve abandonado y seco”, expresó un vecino de la zona central.

La escasez de agua empieza a mostrar sus efectos en la biodiversidad de este municipio. Especies como el sauce, propio de suelos húmedos, se secaron y ya no se reproducen. Con esta especie desaparecen también las aves que elegían a este árbol como el lugar ideal para anidar.

Otro de los indicadores de la escasez es la desaparición gradual del agua en la cascada del Dique, uno de los espacios de esparcimiento familiar más importante. Hasta hace 10 años tenía agua todo el año, pero ahora sólo queda un charco de agua retenida en su base.

“Es que seguramente las comunidades desvían el agua para riego” dijo el secretario de Información de la municipalidad, Juan Vidal, señalando que ante la presión las familias campesinas deben recurrir a las fuentes de agua que les queda para regar sus cultivos y alimentar el poco ganado que les queda.





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