La comunidad campesina Carmen de la Frontera, penúltima población boliviana en el límite con Brasil, con no más de 50 familias, cumplirá en julio 80 años de fundación y se encuentra en el olvido por el Gobierno nacional y el municipio de Quijarro, al que pertenece en la provincia Germán Busch.
Ahora sus pobladores tienen agua y luz eléctrica, una escuela con alumnos de primero a sexto de primaria y una maestra, pero no así el servicio de salud, según se quejan los habitantes que hablan castellano con acento portugués. Dicen que para hacerse curar deben ir a Corumbá porque la vieja posta sanitaria que tienen fue abandonada y aparte el camino a Quijarro es intransitable. El alcalde de Quijarro, Ibar Antelo, prometió más atención
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