La mayoría de las calles de tierra colorada de San Ignacio, capital de la provincia Velasco, quedan totalmente anegadas cuando llueve y son intransitables para los peatones, que tienen que caminar sobre el agua y el barro si se atreven a pasar. Los grandes charcos de agua que se forman en las bocacalles son múltiples, principalmente cerca de las avenidas Eduardo Zilker y Murillo, que no tienen asfalto.
Los vecinos coinciden en que las autoridades ediles, en vez de estar peleando por la silla municipal, deben trabajar para mejorar el ornato público y dar mejor aspecto y calidad de vida a los ignacianos
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