Video La pesca, una práctica que brinda esperanzas en Puerto Paila

Nada quedó al azar, el más mínimo detalle fue encarado con la rigurosidad que ameritaba una práctica ancestral practicada por los hombres que se ganan la vida con la pesca, actividad que mueve la economía de Puerto Paila, localidad distante 45 km al este de la capital cruceña.

Con la caída del sol llega la hora de pescar. Las estrellas se erigen en el cielo alumbrando tímidamente las aguas del Río Grande, cuna del sábalo y del boga, que arriban con una gran fuerza capaz de partir la corriente a coletazos.

Mientras los pescadores ingresan al río, sus manos tocan el agua para luego formar una cruz en sus rostros encomendándose al divino creador para que los proteja de cualquier mal y los bendiga con una buena pesca.

El viento silbaba una tonada que hacía estremecer los cuerpos mojados; los punteros (son los primeros en ingresar al río), dos pescadores catalogados como los más avezados del grupo, se sumergen hasta lo más profundo con la tarea de llevar la red hasta la zona más caudalosa.

El grupo lo completaban tres personas más, el orillero que se queda en la parte baja del río deteniendo el otro extremo de la red de 55 metros. El hombre espera a que los punteros puedan cerrar la misma para que luego dos pescadores más la sujeten y ayuden a llevarla hasta la orilla sin permitir que los peces se escapen. El proceso no dura más de cinco minutos, pero el esfuerzo ejercido por esta labor los deja más que exhaustos.

El trabajo rinde sus frutos, el botín de más de 300 pescados es recogido y puesto en los chulos (bolsa tejida con finos hilos), aunque lo hacen con cautela, ya que a veces algún bagre se cuela entre los sábalos y con sus finas púas puede producir un dolor terrible capaz de hacer quebrar en llanto al incauto más corajudo.

“La pesca fue buena, el Señor nos bendijo”, dijo Rudy Machado, un joven que se muestra también agradecido con el río por permitir que tanto él como los demás integrantes de su grupo hubieran podido salir sin contratiempos de sus dominios.

Otro pescador, Tito Áñez, un paileño de pura cepa como él se cataloga, satisfecho y con un pez en la mano, asegura que esta práctica “significa mucho para el pueblo, sobre todo para la gente que vive de la pesca y que espera, año a año, la oportunidad para ganarse unos pesitos de más”.

EL DEBER acompañó durante toda la noche tanto a este grupo como a otros siete que realizaban esta labor con un mismo objetivo, llevar el sustento necesario a sus hogares y paliar, en alguna medida, las necesidades de una comunidad que tiene en la pesca una aliada poderosa para mejorar su situación económica.




Se calcula que más de 30.000 peces fueron sacados de las aguas en las últimas semanas

El primer arribo de sábalos se dio a mediados de mayo y continuó hasta los primeros días de junio en Puerto Paila. Los lugareños aseguran que esta actividad dejó buenos réditos económicos, pues en muchos casos triplicaron sus ganancias con la venta de pescado.

Percy Gonzales asegura que logró comercializar más de 400 unidades, las cuales fueron vendidas en precios que oscilaban entre Bs 3 y 10 dependiendo del tamaño. Mientras que Edilia Salvatierra, quien no ha cuantificado su ganancia total, pues se dedica el año redondo a la comercialización de este producto, indica que aún tiene dos freezers repletos de pescado y que estima ganar un promedio de Bs 7 por unidad pues realiza una venta de segunda mano.

En otro caso, Rudy Machado indica que en las tres jornadas de pesca que tuvo con su grupo de compañeros sacaron alrededor de 6.000 pescados de los cuáles, él se quedó con buena parte del botín. “Estoy esperando que se termine la temporada de pesca para recién sacar mis pescados a la venta, ahora lo están vendiendo a Bs 3, después se lo puede comercializar en Bs 10 o en 15”, asegura.

Alcaldía de Cotoca y Gobernación cruceña impulsan la producción

La actividad piscícola se ha visto potenciada en los últimos meses en el municipio de Cotoca, mediante el programa de Extensión y Capacitación dependiente del Servicio Departamental Agropecuario de Santa Cruz (Sedag).

En 2012 se dotó de 2.800 alevines a los lugareños para dar vida a un criadero de peces en esa zona tradicionalmente pesquera. Después de dos producciones, se logró obtener más de 1.500 unidades de pescado que fueron comercializadas en distintas ferias y otras actividades realizadas por las autoridades municipales de Cotoca y representantes cantonales.

El Sedag brinda asesoramiento técnico a los productores en el manejo básico de la crianza en la piscicultura. “Se les enseña qué cantidad de alimento es el adecuado para darle a los peces durante los doce meses de época de crianza”, indicó el veterinario Osvaldo Cuéllar.

El objetivo de esta iniciativa es lograr un abastecimiento que asegure la provisión de alimentos en las distintas comunidades del municipio. Se alista una tercera producción de pacú para comercializar en septiembre.

Detalles.

Comensales. Los cientos de viajeros que transitan de manera diaria por la carretera a Trinidad son los principales clientes. Estos aprovechan para llevarse el producto crudo o, en su defecto, se toman algunas horas para degustarlo cocido en sus diversas variedades.

Precio. Depende del tamaño del pez, aunque el estándar de la venta en las orillas del río oscila entre los Bs 5 y 15; este precio aumenta a medida que el producto pasa a manos de revendedores.

Periodos. Esta actividad se puede realizar en los primeros meses del año, mas no así en los meses de octubre y noviembre, época en que los pescados se reproducen, por lo que la pesca queda prohibida.

Feria. Las agrupaciones carnavaleras, con el apoyo de las vivanderas y las autoridades del pueblo, organizan una vez al año la Feria del Pescado, evento que reúne a cientos de personas y que este año cumplió su quinta versión.

Apoyo. El Sedag apoya la producción entregando alevines y brindando asesoramiento técnico y recursos para la alimentación por el periodo de un año.

Labor. La cría de peces toma fuerza en Santa Cruz. La Gobernación apoya los emprendimientos en municipios como El Torno, Cotoca, Portachuelo, Santa Rosa, San Antonio de Lomerío, Charagua, Yapacaní, El Puente, San Ramón, Gutiérrez y Comaparapa, que han incursionado en esta actividad.