Conocer el departamento de Oruro es todo un desafío, porque se encuentran lugares inimaginables, maravillosos, llenos de historia, riqueza arquitectónica y el cariño de su gente. Así es Santiago de Andamarca, municipio situado a 165 kilómetros al Sudoeste de la ciudad de Oruro.
Cuando hablamos del altiplano, todos nos imaginamos de un lugar desértico, sin vida o si la hay, solo pensamos en paja brava, arena y algunos animales de la zona entre llamas, ovejas y vicuñas. Sin embargo, cuando estamos en el lugar, nuestro concepto cambia porque nos encontraremos con paisajes dignos de una obra pictórica.
Sus iglesias coloniales son todo un tesoro arquitectónico, datan del siglo XVI, no solo resalta su aspecto, sino también sus murales religiosos que encierran mensajes que no perdieron su actualidad y que si se los toma en cuenta, quizá este mundo cambiaría. Las leyendas que encierran fueron un origen para su edificación.
Si queremos ir más atrás en el tiempo, nos encontraremos con una diversidad de chullpares que guardan tesoros misteriosos, dignos de estudios científicos. No podemos dejar de lado la inmensidad de sus arenas, que bajo de ellas encontraremos sorpresas inimaginables como osamentas petrificadas de los antecesores al oso perezoso.
Asimismo, los miles y miles de quirquinchos que enriquecen aún más el panorama natural, aunque los comunarios los ven como una plaga porque atentan contra sus sembradíos.
Así es Santiago de Andamarca, cuya estadía es más calurosa pese a su clima frígido, por el cariño de los habitantes de este municipio, que hacen sentir al visitante como si estuviese en su casa.
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