D e porvenir, el pueblo de Porvenir, a 30 kilómetros de Cobija, en Pando, no tiene nada, porque tras quedar estigmatizado por los enfrentamientos del 11 de septiembre de hace cuatro años, ahora ha sido castigado por la inseguridad generada por el narcotráfico. Y solo se respira temor y miedo.
Y porque los hechos cuentan, como el caso de un menor de 14 años que fue encontrado asesinado con once puñaladas en un presunto ajuste de cuentas, hace un mes, y que obligaron a declarar a Porvenir zona roja.
Porque el río Tahuamanu, donde ocurrieron los enfrentamientos del 11 de septiembre, es usado ahora para transportar droga desde Perú hacia Brasil y porque los 20 escasos policías es poco lo que pueden hacer.
Pero, además de inseguridad, hay miedo de hablar y de transitar por las coloradas calles por temor a ser detenido por militares o agentes policiales que más se preocupan de cazar a enemigos políticos que a luchar contra la delincuencia, dice Martina Pinto de Solares, una mujer que en esa fecha fue secuestrada solo porque llevaba la polera del entonces prefecto Leopoldo Fernández.
Chatarra e impunidad. Todos los letreros que hablaban de la autonomía, el referéndum por el "No a la Constitución", han sido borrados. En la avenida principal quedan los fierros calcinados de tres vehículos usados en la refriega del 11 de septiembre, en la que murieron al menos once personas, entre campesinos leales al Gobierno de Evo Morales y trabajadores que defendían al entonces prefecto, Leopoldo Fernández.
"Se llevaron dos vehículos clave, una camioneta roja de Chiquitín Becerra y las máquinas del municipio de Filadelfia", refiere Lucila Céspedes, una mujer que tiene a su hermano muerto, Alfredo, y a su esposo, el alcalde de entonces, Edwin Ventura, preso en la cárcel de San Pedro.
Becerra era el alcalde de Cobija y es acusado de ser quien proporcionó las armas de fuego a los campesinos, situación que está en investigación.
Céspedes dice que siente impotencia y no sabe a quién acudir por justicia, porque cada vez queda más claro que el enfrentamiento fue armado por el Gobierno para tomar Pando, como su bastión.
'Me preguntan por su padre'. Pero quien no tiene respuesta para sus tres hijos es María Suárez, viuda del ingeniero Pedro Oshiro, del Servicio de Caminos de la Prefectura de Leopoldo Fernández.
"Y mi padre cómo me quería", le pregunta la menor de 5 años, que no alcanzó a conocer su progenitor.
La carga ha sido pesada desde entonces. Tuvo que aprender a manejar y sacar un crédito para comprar una vagoneta y ahora de esa manera se gana el sustento.
Lo mismo hace Lucila Céspedes, la esposa de Ventura, quien abrió una estación de servicio de lavado de motorizados.
Porque la vida continúa, como lo relata Delicia Salvatierra, mujer del entonces concejal Herman Justiniano, ahora preso en San Pedro. La mujer se dedica a vender pan para sacar adelante a sus cuatro hijos. Ella vive en Villa Roja, en la entrada a Porvenir.
"Dios es amor", "Dios bendiga esta casa", dicen dos cuadros colocados en la pared de su humilde casa y Delicia, orgullosa, cuenta que "mi marido me los mandó desde la cárcel".
En Porvenir también está Marcial Peña, un periodista del canal estatal que no solo fue despedido sino también apresado y quedó tan marcado que ahora no consigue trabajo.
Monumento. En la avenida donde ocurrieron los enfrentamientos, el Gobierno ha levantado un monumento y colocado los nombres de los muertos y desaparecidos después del hecho.
Sin embargo, Lucila Céspedes hace notar que olvidaron poner a su hermano Alfredo.
En La Paz, la abogada de los campesinos muertos, Mary Carrasco, señala que tarde o temprano ese juicio concluirá, a pesar de llevar cuatro años y con la condena de todos los culpables, entre ellos Leopoldo Fernández.
En San Pedro. "Seamos solidarios", dice un graffiti grande en la puerta de La Posta, en la cárcel de San Pedro, donde se encuentra detenido Leopoldo Fernández, de 60 años. Prefiere no hacer declaraciones porque lo han amenazado con trasladarlo a Chonchocoro y porque se encuentra presentando sus testigos de cargo, entre ellos a Vicente Rocha, expresidente del Comité Cívico, quien ha tenido que irse a vivir a La Paz, para ese fin.
Fernández luce con más peso y cuenta que ya no juega billar como antes. Asume que su privación de libertad está en función del tiempo de duración del Gobierno de Evo Morales.
Lo acompañan en ese recinto el exalcalde de Porvenir Edwin Ventura, el ex oficial mayor Roberto Rea Ruiz, el presidente del Concejo, Hernán Justiniano, el cajero de Caminos Marcelo Mejido, los dirigente indígenas Danilo Huari, Willam Terrazas y Omer Polanco.
Todos coinciden en que son inocentes y que en el caso de Ventura ni siquiera estuvo en el lugar de los hechos.
Retardación y complot. Y se quejan de la falta de celeridad del juicio que ya lleva cuatro años cuando un proceso ordinario no debe durar más de 3 y ser archivado. Quien más reclama es Danilo Huari, al que le han suspendido 20 audiencias. Coinciden en que varios de los que aparecen empuñando armas en este momento en contra del Gobierno son ahora sus aliados y trabajadores, como el caso de Betsi García, entre otros.
"A mí me detuvieron solo porque tenía la polera de Leopoldo Fernández. me secuestraron, ahora da miedo hablar del tema por temor a que lo vuelvan a detener a uno'.
Martina Pinto
Pobladora de Porvenir de Pando
"Uno de los que aparece en la lista de muertos de hace cuatro años estaba vivo y recién murió el año pasado. Exhortamos a que el caso sea esclarecido y se cierren las heridas'.
Erlin Fong
Párroco de la Iglesia Católica de Porvenir
Los exiliados sobreviven y 'se agrandan'
Encuentro. Dicen que en Brasil, “is tudo grande”, sobre todo su hospitalidad. Eso lo han comprobado más de un centenar de bolivianos que huyendo del horror de los hechos de Porvenir, un día de esos de persecución decidieron refugiarse en el vecino país, dejando todo, y que hoy, cuatro años después han sobrevivido y … empiezan a crecer.
“Ven vindo”, “Welcome” y "Bienvenido", dice un gran letrero en la avenida principal del Estado del Acre, en el municipio de Epistaciolandia, de unos 20 mil habitantes, la cola del Brasil, como dicen algunos, hasta donde han llegado los bolivianos en busca de
sobrevivir, y lo están consiguiendo poco a poco.
Historias. Y cada uno tiene su historia. “Yo me resbalé para acá”, dice don Erasmo Soria, de 55 años, exprefecto de Porvenir, “en la vieja República”, subraya, como sin aceptar por qué ahora se llama Estado
Plurinacional. Es uno de los llamados emprendedores, en Brasil, que hace saborear a los vecinos las salteñas, empanadas y el “pan casero”.
Lo acompañan ahora su esposa, una hija y una nieta, mientras que sus otros dos “filhos” se han quedado en Porvenir. Dice que es una suerte que no lo hayan “cogido”, como señalan aquí insistentemente cuando se refieren a la detención, pues el alcalde Edwin Ventura, el oficial mayor Roberto Rea y el cajero del Servicio
de Caminos Departamental Marcelo Mejido, están en la cárcel de San Pedro, de su mismo pueblo.
Otro de los emprendedores es Ricardo Shimokawa, un ingeniero forestal que ahora ha montado una mueblería que piensa engrandecer.
que es lo tiene más enamorado de la tierra que le ha dado una segunda oportunidad. Sobrevive también gracias a una tienda de ropa que atiende su esposa en Cobija. Era el vicepresidente del Comité Cívico de Cobija y considerado, uno de los más buscados, según el gobierno.
Los discriminaban. “Antes éramos considerados como leprosos” refiere Ana Melenas, expresidente cívica que tuvo que escapar luego que le arrojaran una
Bomba en su casa de Cobija. Eso ahora ha cambiado, especialmente este último año porque la gente, incluyendo sus familiares, han vuelto a hablarle. Ella orgullosa dice que los bolivianos están aportando en el municipio vecino y muestra la fotografía de Douglas Domínguez, un operador de equipo pesado que trabaja en el pavimentado de ese municipio. Melenas ya compró su casa y vive con su esposo Carlos Suzuki y sus tres hijos y se mantiene gracias a una tienda de ropa que tienen en Cobija.
"Vean cómo están los asesinos", dice Ana Melenas a tiempo de quejarse por la perseución implacable que sufrió en el 2008 antes de llegar.
De la mano de su formación. A los refugiados les valió mucho tener conocimientos técnicos. Es el caso de Juan Róger Orellana, conocido cariñosamente como “Oso”, un exoperador del Servicio de Caminos de la gobernación de Leopoldo Fernández que trabaja en la maestranza de una empresa constructora de la municipalidad de Epistaciolandia, donde vive con su esposa y sus dos hijas.
Lo mismo sucede con el ingeniero Eduardo Shimokawa, un exasesor de Leopoldo Fernández en la planificación de obras y que ahora es uno de los profesionales más requeridos en esta zona en temas de construcción y que extiende sus vínculos a San Pablo. Reside en Epistaciolandia con sus tres hijos.
¿Volver a Bolivia?. Pasando el puente de La Amistad, unos 500 metros, llegamos hasta donde están los refugiados. Y hemos caminado con ellos por esa avenida principal, pensando en la vida y en el futuro.
Cuando le consultamos si piensan volver a Bolivia, cada uno medita y en el caso de Juan Róger Orellana, la respuesta es contundente: "No". Orellana acaba de ser ascendido a supervisor y gana un salario equivalente a unos 15 mil bolivianos, y Erasmo Soria ha vendido todo en Porvenir y dice que ya tiene bastantes añitos como para volver a empezar.
La vida social. Melenas dice que los bolivianos se reúnen en fechas especiales como Navidad o Año Nuevo o Día del Padre o la Madre, pero extrañan pasar con sus otros parientes en Cobija o en Porvenir. Sin embargo, se han ido acomodando de a poco en la sociedad. Los fines de semana comparten en el karaoke de Willan Ferreira, otro boliviano refugiado que ahora está casado con una brasileña.
Ricardo Shimokawa dice que tal vez este es un periodo de aprendizaje para retornar a Bolivia "con las pilas cargadas" cuando sea necesario y cuando caiga el gobierno de Evo Morales, de quien dicen que por su culpa, siendo inocentes, sufren un drástico cambio en sus vidas.
Desde porvenir la oposición se rearticula
Política. "Columna de Integración Porvenir", es el nombre del nuevo instrumento político que será lanzado este 11 de septiembre en el mismo pueblo donde ocurrieron los enfrentamientos.
El coordinador, el asambleísta opositor, el abogado Aurelio Valenzuela, de 42 años, explica que se trata de una agrupación ciudadana que por ahora no piensa en candidatos, ni en elecciones, sino en organizarse y convertirse en un eje articulador de la oposición al régimen del presidente Evo Morales.
Valenzuela llegará a Porvenir acompañado de las dos hijas del exprefecto Leopoldo Fernández, ahora detenido en San Pedro, para anunciar que empezarán a recolectar firmas, un equivalente al 2% del Padrón Electoral, para tener vigente la nueva organización.
Tendrá como distintivo el color guindo con un corazón blanco.
Historia. Se quiere poner ese nombre en homenaje al combate o la Batalla de Bahía, protagonizada por la columna Provenir, que marcó un hito histórico durante la Guerra del Acre. Bahía era el antiguo nombre de la ciudad de Cobija, que en la actualidad es capital del departamento amazónico de Pando, donde en homenaje a esa heroica acción se estableció al 11 de octubre como la fiesta cívica. Según los antecedentes, José Plácido de Castro y un grupo de brasileños que llegaron desde el país vecino para habitar en la región y explotar la goma declararon la independencia del Acre, el 7 de agosto de 1902. Y tras empezar a saquear propiedades, fueron enfrentados y derrotados por esta columna en la barraca Porvenir, propiedad de Nicolás Suárez, cerca al río Tahuamanu.
Contra los actos dictatoriales . Valenzuela señala que en este caso al que deben enfrentar es a un presidente dictatorial que solamente se ha ocupado de tomar el poder y reproducirlo y no hacer gestión pública en beneficio de los bolivianos.
Por eso se necesita renovar los cuadros y hacer surgir nuevos liderazgos que se conviertan en una alternativa fiable para las futuras elecciones.
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