Los pobladores callan para evitar ser identificados por clanes que los amenazan de muerte.
“Entran cuando quieren. No hablan los pobladores porque son amenazados de muerte (…) No tenemos seguridad ni garantías en nuestras fronteras”. Es el lamento de Delia Valencia, alcaldesa de Pelechuco, municipio que cuenta con 36 comunidades asediadas por delincuentes que ingresan y salen del territorio nacional a su antojo.
La autoridad municipal denuncia que Pelechuco es una zona roja porque hay ocho puntos fronterizos por donde entran y salen los malhechores en motocicletas.
“En la población de Osipalo, el 22 de diciembre de 2010, se robaron una camioneta cargada con lana de vicuña y alpaca. Desde entonces, solicitamos mayor seguridad para nuestras poblaciones y la construcción de módulos policiales fronterizos, pero nuestras palabras han quedado congeladas en la inmensa pampa de nuestro municipio”.
Las ferias. Los antisociales aprovechan las ferias internacionales boliviano-peruanas que se realizan periódicamente en dos puntos, el más importante es Hichocollo, donde, de acuerdo con el testimonio de la Alcaldesa y otros pobladores de la región, los esperan los asaltantes en motos.
Justino Chambi, habitante de Antaquilla, comenta que “se llevan desde un celular hasta la ropa interior de las mujeres. No respetan nada. Si tienen que matar, matan. Saben que a las ferias se va con dinero, mercadería y objetos de valor”.
Cinco atracos. La Alcaldesa de Pelechuco recordó que sólo durante su gestión, desde 2010, se registraron al menos cinco atracos en su municipio, donde el ruido de las balas espanta a los pobladores. “Cuando se suscita un robo, debemos movilizarnos hasta La Paz para denunciar el hecho, pero jamás investigan y todo queda en la impunidad”.
De estos cinco atracos, dos son atribuidos a la banda de “el Araña”, alias de Marco Antonio Q. C., capturado el pasado 10 de agosto en Ajanani, población ubicada a 50 metros de la frontera con el Perú.
“Felicitamos a la Policía por la captura de esta banda, pero hay otras que transitan por la región en busca de oro, lana y otros objetos de valor y que no han sido capturadas porque huyen por los hitos 15, 16 y 17”.
Zona turística. Los efectivos de la Policía Rural y Fronteriza refieren que la zona es apetecida por los delincuentes por el flujo de turistas y cooperativistas mineros que, por la fiebre del oro, llenaron pueblos, pero que consigo trajeron la inseguridad a los pobladores aymaras y quechuas asentados tradicionalmente en esa región.
10 efectivos policiales controlan las 36 comunidades diseminadas por el altiplano norte de La Paz.
Hay OCHO PUNTOS SENSIBLES QUE REQUIEREN VIGILANCIA POR EL ALTO ÍNDICE DE INSEGURIDAD. Las poblaciones de Suches, Ucha Ucha, Ulla Ulla, Huacuchani, K’atantika, Plan Aeropuerto, Hichocollo, además del sector de Ilo Ilo, fueron identificadas como los puntos más sensibles y peligrosos del municipio, que cuenta con 36 comunidades. Las autoridades policiales y municipales afirman que el cantón Puina es un área abandonada, donde los delincuentes se refugian provisionalmente antes de cruzar la frontera. La alcaldesa Delia Valencia dice que “estamos mejorando la infraestructura para nuestra Policía, pero tenemos muchas obligaciones que cumplir para los cerca de 10.000 habitantes que tiene este municipio”.
No comments:
Post a Comment