En la localidad de Uyuni, el año 1942, nos juntábamos para jugar, hombres y mujeres, íbamos, después de clases corriendo, para reunirnos con los amigos del barrio. Los hombres jugábamos bolitas, con las cachinas y las mujeres se dedicaban a jugar payana, pasábamos tardes entretenidas y para finalizar con broche de oro, no podía faltar un partido de fútbol, recordó Jorge Castillo Zeballos, un ciudadano de la tercera edad al referir que estos juegos eran de mayor confraternidad.
Todos los días a las 4 de la tarde nos reuníamos después de clases para jugar la mancha, la viborita, el trompo, el volador, la tunkuna y otros. Todos estos juegos, son la herencia de nuestros abuelos, dijo.
Explicó que a veces hacían volar su imaginación, porque fabricaban su pelota de fútbol, con trapos viejos, y las mujeres hacían lo mismo al diseñar sus muñecas. Mencionó también, que, en la época de invierno, disfrutaban de los helados, que eran preparados manualmente. "Pero en verano, el helado, era en lo último que pensábamos", comentó.
"Cuando nos encontrábamos en la parte más entretenida del juego, no faltaba el grito de nuestros padres, que nos llamaban, para encomendarnos algún mandado. Cuándo no cumplíamos, teníamos diferentes castigos, el más conocido era el chicote", contó.
Yo he recibido uno de esos, por no hacer mis tareas, pero un día, cambiaron de método, me encerraron en mi cuarto un domingo, cuándo no tenía clases, era el único día, que podía jugar desde muy temprano, hasta muy tarde. Fue un castigo psicológico, "santo remedio", evoca.
Mencionó también que en Uyuni, tenían la costumbre, en carnaval, que duraba una semana entera, desde las 2 de la tarde, hasta las 8 de la noche, todos los días, participaban las pandillas, grupos de mujeres de élite, qué vestían de pollera, exclusivamente para el carnaval. Las fraternidades, estaban compuestas de puro jóvenes.
Habían diferentes fraternidades: "Los Naipes", "Los Sonámbulos", "Los Yankees", "Los Rumberos", "Los Piratas" y todos ellos bailaban el taquirari, bailecitos, cuecas, y, siempre, la música de moda, agregó.
Finalizó recordando que un mes antes del carnaval, los integrantes de su fraternidad iban al Teatro Municipal, se sentaban en primera fila, para aprender los pasos de los bailes de moda como el charlestón, rock and roll, mambo, chachachá, etc.
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