La ciudad colonial de Tarata, que inspiró a decenas de artistas, se pierde en nombre del desarrollo. Pobladores de la villa colonial de Tarata atentan contra el patrimonio cultural y arquitectónico del municipio. Poco a poco las casas coloniales están siendo reemplazadas por edificaciones modernas como símbolo de “progreso” y en rechazo al “retraso”.
En un recorrido por la zona central de Tarata, se constató que las casas coloniales, característica esencial del municipio, están descuidadas y sólo constituyen “lunares” en medio de edificaciones modernas.
Por ejemplo, una parte del cuartel del expresidente Mariano Melgarejo colapsó por falta de cuidado, lo que derivó que en este espacio se comience a construir una nueva edificación, que altera la estructura colonial. Este caso es sólo una muestra del fenómeno “moderno” que enfrenta Tarata.
Asimismo, en los últimos tres años, la población tarateña estuvo a punto de realizar cambios drásticos contra el patrimonio arquitectónico, contó la directora de la Dirección de Cultura e Interculturalidad de la Gobernación, Estela Rivera.
Uno de ellos fue poner asfalto rígido en las calles de la zona central. La intención fue frenada por la intervención de la Dirección de Culturas, que obligó al municipio a utilizar ladrillo para no afectar el patrimonio.
Por otro lado, hubo varios intentos de los tarateños para dimensionar el centro histórico; sin embargo, se determinó que todo el pueblo de Tarata es parte del patrimonio histórico y la memoria cultural del departamento, por lo que debe resguardarse.
El responsable de Cultura y Turismo de Tarata, Mario Gonzales, explicó que conservar una casa colonial en su arquitectura “es más caro que construir una casa nueva”, por lo que muchos tarateños prefieren dejar que la casa se desmorone para construir un edificio. Las familias que tienen la capacidad económica de realizar la intervención de sus casas prefieren demolerlas o esperar que se caigan para realizar construcciones modernas, indicó.
Rivera aclaró que después que Tarata fue declarada “monumento histórico y centro artístico cultural del Estado Plurinacional de Bolivia”, según la Ley 586, la Alcaldía no puede autorizar la demolición de ninguna vivienda, ya que es pasible al inicio de un juicio de responsabilidades, aunque la realidad que expresan las calles de Tarata muestra lo contrario.
Sin embargo, la declaración patrimonial nacional, presenta un vacío legal, ya que no define quién, cómo y con qué recursos se conservará y controlará la preservación del legado histórico de la arquitectura colonial. A ello se suma la capacidad de intervención del Estado en propiedades privadas patrimoniales, lo que actualmente sucede en Tarata, donde los pobladores construyen infraestructuras nuevas que atentan contra su propio valor cultural.
Gonzales sugirió que para poder conservar lo que aún queda en Tarata será fundamental la implementación de políticas en un trabajo coordinado y comprometido del municipio, la Gobernación y el Ministerio de Culturas, con el asesoramiento del Colegio de Arquitectos a fin de recuperar el valle colonial.
REGLAMENTO Y PROYECTOS DE PROTECCIÓN
Según la directora de Culturas, Estela Rivera, el avance de la reglamentación de la Ley del Patrimonio Cultural es del 60 por ciento, pero se está a la espera de la aprobación de la Ley Nacional de Patrimonio para trabajar la regulación del resguardo del patrimonio en propiedades privadas.
“Esperamos que la Ley Nacional se apruebe hasta la próxima semana, para que en dos meses se concluya con el reglamento tocando el tema de la propiedad privada”, afirmó Rivera, al tiempo de aclarar que lo primordial es que la población proteja, cuide y conozca el patrimonio libremente.
Añadió que existen tres proyectos a diseño final, con financiamiento asegurado por la Cooperación Italiana, para la recuperación de la Casa de Esteban Arce, la rehabilitación de la casa de Mariano Melgarejo y la recuperación de un inmueble del centro histórico para convertirlo en la Casa de la Cerámica en Tarata.
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