Irpa Irpa, un pueblito situado a 67 kilómetros de Cochabamba, en la provincia de Capinota, esconde magia e historia. Conserva desde siempre su principal riqueza: la fertilidad de su tierra.
La población se instaló a orillas del río Arque, pero su bravura fue alejando a los irpairpeños hasta las zonas elevadas. “Se ha comido casi todo el poblado”, cuenta Aracely Zabalaga, recordando las riadas del 1979 y 1982.
Los forasteros deben escuchar la historia de la hacienda del coronel Vitaliano Ledezma, donde un centenar de pilas paraguayos estuvo entre 1932 y 1935, mientras se desarrollaba la Guerra del Chaco, entre Paraguay y Bolivia.
En el lugar hubo un campo de confinamiento, donde los prisioneros paraguayos cultivaban verduras y hortalizas para el aprovisionamiento de tropas bolivianas en el campo de batalla.
Cerca de la hacienda también se encuentran los Molinos de Cucuni, considerados patrimonio histórico de Capinota. El lugar ahora está en ruinas, pero en su momento tuvo su importancia por la producción de la harina Flor. Procesaban todo el grano que llegaba de Quillacollo para después transportarlo en tren hasta Potosí y luego lo trasladaban hasta los campos bélicos en mulas.
La Estación, que fuera el centro de desarrollo del pueblo yace abandonada y transformada en tiendas de abasto. La bendición del lugar es el agua durante todos los días del año. El riego ha permitido conservar su vocación agrícolas. Ahora las familias se han organizado en cooperativas para la producción agrícola.
No comments:
Post a Comment