Mimetizadass entre rocas gigantes formadas con el paso del tiempo y diseminadas en una expansión de 10 kilómetros, Tarata esconde un tesoro del arte rupestre. Se trata de cúpulas (perforaciones en rocas) en los cerros de las que existen varias teorías sobre su origen y el uso que pudo tener. Sin embargo, aún no se realizó ningún estudio concreto.
El responsable de Cultura y Turismo de Tarata, Mario Gonzales, indicó que hace varios años, él y otros niños acostumbraban a bañarse en el río Calicantu Wasamayu faltando a las clases de Educación Física porque la profesora los reprimía.
Para secarse, ellos tomaban sol en el cerro de la zona de K’ara K’ara (lugar de piedra calada), actual Villa Recreo, sin percatarse de unas perforaciones en forma de cono invertido cercanas a ellos. Cuando preguntaron a los comunarios de qué se trataba contaron que los hoyos eran producto de un rayo que cayó en el lugar e hizo las perforaciones, por lo que “si hurgan una de ellas, se les va a caer la mano”, alertaban.
Hace seis años llegó la arqueóloga alemana, Olga Gabelman, con fotografías satelitales, en busca de explicaciones sobre aquellas hendiduras extrañas formadas en la roca. Evidenció que se trataba de sitios de observación astronómica preincaica.
Son tres teorías, además de la creencia popular del lugar, que se manejan sobre el origen de estos orificios en rocas de zonas altas. La primera indica que se trata de sitios que permiten ver el movimiento de los astros.
La cúpula más honda es de 25 centímetros y hay otras superficiales. Éstas eran llenadas de agua durante las noches, donde se colocaban hojas de molle que creaban una película encima del agua, un menisco divergente (algo parecido a una lupa) que permitía observar el movimiento de los astros en este pequeño orificio, explicó Gonzales.
La particularidad de estas cúpulas, cuatro cercanas las unas de las otras y en el otro caso siete, son los canales de conexión entre unas y otras. Además, marcan un eje magnético (eje terrestre), que “concuasa con las cuatro fosas, sirve para ver el movimiento astral y las estaciones del año”.
Gonzales indicó que los orificios son una copia certera de observaciones de pobladores pre incaicos de las estrellas en el firmamento. “La estrella brillante es la más profunda y la menos brillante es la más superficial”, sugirió.
Otra teoría indica que estos orificios serían hechos por la naturaleza, ya que anteriormente existió un río que pasaba por el lugar y trajo cuarcita (piedra), que se atascó en una hendidura pequeña, pero que con la llegada del agua fue girando y dando forma a las cúpulas.
Sin embargo, Gonzales aseguró que en estas fosas se observan hendiduras ásperas “hechas por la mano del hombre”. La última teoría estima que estos orificios fueron hechos por hombres primitivos, que tenían como principal sustento la agricultura para agradecer a los dioses de la lluvia. De momento se desconoce la cantidad exacta de estos sitios y aún no se cuenta con una investigación precisa por la poca inversión patrimonial.
CIENTOS DE TROZOS DE CERÁMICA AL CAMINAR
En un recorrido por el cerro San Miguel, se evidenció la gran riqueza arqueológica que existe en el lugar y sus alrededores, ya que en el camino el visitante puede encontrar a su paso piezas de cerámicas partidas en pedazos de tres periodos de formación en la historia: formativo, expansivo e imperial que dan cuenta de asentamientos en la Villa Colonial.
Se trata de la zona de Convento que por falta de inversión hasta ahora no ha sido investigada, aseguró el responsable de Cultura y Turismo de Tarata, Mario Gonzales. Sin embargo, los restos arqueológicos que se encuentran como la piedra sodalita ponen de manifiesto su riqueza histórica, arqueológica y cultural.
“Se necesita un presupuesto para hacer las investigaciones, creo que nuestro país no se le da la importancia a no ser que sea Tihuanaku, hay tantas cosas que investigar. A eso se suma que tenemos pocos profesionales”, dijo Gonzales. Exigió el apoyo del Estado para la conservación del patrimonio.
No comments:
Post a Comment