Una mirada íntima, sensible y polifacética de la fiesta de San Ignacio de Moxos es la propuesta del fotógrafo boliviano Patricio Crooker, quien en su obra Moxos presenta imágenes inéditas de esta celebración beniana declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2012.
Al visitar esta región reiteradas veces desde 1999, el autor logró reunir fotografías de las diferentes actividades que se realizan, pero también tuvo la oportunidad de relacionarse con los artífices de este festejo y adentrarse en tradiciones que se mantienen vigentes desde hace 324 años.
"Es una de las pocas fiestas en Bolivia que ha mantenido lo tradicional, y creo que ahora, con la determinación de la Unesco, se dieron cuenta de la importancia de conservar intactas sus tradiciones”, comenta Crooker, quien presentará oficialmente su libro fotográfico en diciembre.
Este material documental -que recibió el aporte del Ministerio de Culturas en la investigación y el financiamiento- será distribuido en embajadas, unidades gubernamentales y, por supuesto, en el cabildo de San Ignacio, como un testimonio tangible de su propia cultura.
La obra reúne más de un centenar de fotografías de procesiones, misas, el jocheo de toros, el maripeo de chicha (acto de servir chicha), la "trepada” al palo enceba’o y la entrada folklórica con bailes tradicionales, entre otras facetas de esta fiesta singular, organizada por el Cabildo Indigenal.
El Gran Cabildo Indigenal es una institución conformada por 27 personas, entre corregidores, caciques, representantes de las comunidades aledañas y agrupaciones de música y danza, que se encargan de organizar con meses de anticipación la Ichapekene Piesta.
Si bien la celebración comienza el 7 de julio y concluye el 5 de agosto de cada año, alcanza su punto más intenso el 30 y 31 de julio, cuando la imagen de San Ignacio de Loyola es llevada en procesión y los grupos de bailarines y personajes -como macheteros, mascaritas, achus, siervos, toritos, sol-luna y estrellas, chiñisiris, tigres y chunchos- recorren las calles con alborozo.
María Lupita Meneses, Johnny Guerreros y Richard Mújica, investigadores del Ministerio de Culturas, explican que esta celebración es una cadena de sucesos rituales que expresan fe y entrega materializada en diferentes momentos y acciones que vinculan danza y música.
Además, por el tiempo en que se realiza y la asistencia de visitantes de otras comunidades de Beni y otros países, los expertos aseguran que "genera un movimiento económico considerable y sobre todo constituye el referente cultural de mayor prestigio y renombre”.
Después de participar en esta fiesta en diferentes oportunidades, Crooker se vio cada vez más involucrado con los pobladores y sus costumbres.
"Cada vez que iba me encontraba con los mismos rostros y la misma inocencia. Al tomar mi cámara no me desesperaba por tomar fotografías, sino que me daba espacio para conocer a la gente y participar más discretamente, así que llegaba un punto en que ellos me invitaban a fotografiar”, recuerda.
Resultado de esta cercanía y familiaridad con la comunidad moxeña es esta obra fotográfica, que no sólo retrata esta celebración colorida y vivaz, sino que busca ser un incentivo para que sus artífices conozcan, protejan y fomenten la permanencia de las costumbres arraigadas de esta festividad.
Perfil de Crooker
Formación Estudió periodismo en la Texas Christian University (TCU), Estados Unidos. Se dedica a la fotografía documental desde 1998.
Libros Fue autor de Desiertos blancos, lagunas de colores (2004,) Testimonios, un homenaje a los excombatientes de la Guerra del Chaco (2008), Los alteños (2010) y Lo que la tierra nos da (2012), escrito para la FAO.
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