“Todas las familias que se hubieran visto damnificadas y hubieran perdido sus casas con este deslizamiento, van a ser beneficiadas con la construcción de nuevas viviendas. Esa es una decisión del Gobierno nacional, del presidente Evo Morales”, indicó el ministro de Defensa, Rubén Saavedra, en un contacto con Bolivia Tv.
El titular adelantó que la Alcaldía garantizará los terrenos y que en los próximos días se enviarán técnicos del Ministerio de Obras Públicas, Servicios y Vivienda para que procedan con la evaluación.
El sábado, Rurrenabaque se vio afectada por el deslizamiento de un cerro en la zona central que dejó víctimas fatales y personas desaparecidas. El alcalde Yerko Núñez detalló a este medio que la cifra de muertos subió a tres con el hallazgo de un cadáver más en el transcurso de ayer. “El cuerpo es de Guillermo Cartagena, pareja de Rocela Mendoza, también encontrada muerta el sábado. La otra víctima es la menor Ninfa Chipana”, precisó.
El dato coincide con el reporte de Saavedra, que ayer se trasladó hasta la zona afectada en un avión Hércules con tres toneladas de ayuda humanitaria para 45 familias que fueron evacuadas.
Además de las tres víctimas, la cifra de desaparecidos —según el burgomaestre— es de siete personas, de las cuales tres son civiles que se presume quedaron atrapados debajo del lodo y las otras cuatro, soldados navales que ayudaban en las labores de rescate. El Centro de Operaciones de Emergencia (COE) del Beni, que identificó 50 familias afectadas en ese poblado, envió ayer vituallas, carpas, potabilizadores de agua, mosquiteros para prevenir el dengue y alimentos para 30 días, informó a La Razón su director, Luis Phillips.
La situación de emergencia se extiende a otros cuatro municipios benianos, porque se calcula que hay cerca de 954 familias entre damnificadas y afectadas, sin contar el registro de poblaciones circundantes donde no se ha podido ingresar.
Pérdidas. La evaluación de daños muestra, por ejemplo, que en San Ignacio de Moxos el nivel de inundación llegó a 20 centímetros y que las familias damnificadas son 600; en San Borja la cifra asciende a 180, entre urbanas e indígenas, resultado del rebalse de los ríos Maniqui y Colorado. Santa Rosa de Yacuma también se encuentra en emergencia con 134 familias afectadas que viven a orillas del río Yacuma. Finalmente, en Reyes se reportaron 40 familias correspondientes a 40 viviendas que presentaron daños materiales a causa de la anegación de las vías.
En tanto que se trabaja en la atención de las víctimas, el periodo intenso de “lluvias y tormentas eléctricas muy fuertes” que fue alertado por el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología para Beni, Santa Cruz, Cochabamba y el norte de La Paz, ingresó a una etapa de declive desde el mediodía de ayer, pero volverá a repetirse posiblemente desde mañana, comunicó la pronosticadora Ana Mendoza, quien además adelantó que tras una evaluación, es posible que se vuelva a emitir una alerta roja el miércoles, la misma que será remitida a Defensa Civil.
Envían ayuda a cinco municipios de Cochabamba
El gobernador de Cochabamba, Edmundo Novillo, comunicó ayer que se enviaron 27 toneladas de vituallas y alimentos al trópico para ayudar a las familias afectadas por el desborde de 11 ríos en cinco municipios.
“Se está llevando ayuda humanitaria a todos los damnificados de Villa Tunari, Puerto Villarroel, Sinahota, Entre Ríos y Chimoré”, indicó. La ayuda también fue desplazada a poblaciones de Cliza y Colcapirhua.
Cintia Vargas, responsable de la Secretaría de los Derechos de la Madre Tierra, agregó que existen entre 600 y 900 familias damnificadas en el municipio de Puerto Villarroel, que es una de las zonas más afectadas.
Explicó que el desborde del río Rocha, en el sector denominado Pico de Loro, provocó inundaciones en áreas de cultivo y viviendas. “La mayoría de las familias evacuadas se dedicaban a la fabricación de ladrillos, no querían salir de sus viviendas por miedo a pérdidas. La Policía resguarda la zona, mientras maquinaria fue desplazada para tapar el ingreso de agua”.
Según Novillo, los trabajos en Colcapirhua se llevaron a cabo hasta la madrugada de ayer para evitar la inundación proveniente del río Rocha, que desbordó a la altura de Esquilan, Sumumpaya y Supay Calle. “Se evacuaron a 54 familias a una unidad educativa, 25 viviendas estaban totalmente anegadas. Al lugar se enviaron colchonetas y frazadas”.
‘Perdí un pie en el alud. Ahora necesito ayuda’
Juana Cartagena (46 años) es la profesora de Rurrenabaque que perdió uno de sus pies en el intento de ayudar a una vecina a escapar del alud que se produjo el sábado. Ella fue trasladada de emergencia a La Paz para ser atendida. Desde su lecho en la clínica relata a La Razón cómo sucedió la tragedia en el barrio El Cerrito. Éste es su testimonio.
“La lluvia empezó a las dos de la mañana, era torrencial y como vi que se ponía peor me levanté a las cuatro. Agarré la pala y traté de sacar el agua, pero a las cinco comenzaron a bajar varios riachuelos del cerro. Me asusté, desperté a mis hijas y juntas sacamos a mis nietas a un lugar seguro.
Al volver a subir a mi casa vi que mi vecina no podía pasar uno de los riachuelos y me pidió ayuda para cruzar. La casa de ella estaba totalmente destruida, la ayudé y la llevé a mi casa. Cuadras más bajo les pedí a otros lugareños que nos organicemos y colaboremos a los que estaban en peligro, porque al bajar vi al viejito de la esquina colgado de un palo, parecía que se lo iba a llevar la corriente, pero me enteré que las personas que perdieron sus casas primero lo ayudaron y por suerte está a salvo.
A los vecinos les dije que me ayuden a sacar las cosas de mi vecina, doña Leo, y ahí se acercó llorosa la señora que hace pan y me dijo que el agua se llevó su horno. Corrí donde mis hermanos por auxilio. Uno llamó al canal 21 y el otro pidió asistencia a la Naval, con ellos fuimos a socorrer a doña Leo y a sacar sus cosas, se hizo una cadena con los soldados.
Otra señora que colaboró dijo que su casa quedó enterrada y que no se podía sacar nada. Nos pidió que tengamos cuidado, que salgamos del lugar sacando al viejito de al lado. Después me enteré que volvió por su hijita, qué habrá pasado.
En lo último, cuando estaba saliendo se vino encima el cerro con un fuerte ruido y empezó el griterío de la gente. Si salía directamente por la puerta me habría atrapado y no estaría contando la historia, pero atiné a ir hacia la pared, algo me impidió correr más y sentí que todo se me vino abajo por un golpe en la cabeza y me dije: Dios mío, Virgen Santísima y perdí el sentido. Lo que me despertó fueron los gritos de mis hermanos: “Juana... Juana, dónde estás hermanita”, gritaban entre sollozos y reaccioné. Como mi cuerpo estaba atrapado hice esfuerzo para sacar la mano derecha y limpié el lodo que me cubría.
Hice lo mismo con la mano izquierda y limpié el lodo de mi cara.
Sentí que alguien me pisó, era mi hermana, vio mi manos y empecé a gritar por auxilio. Limpiaron mi espalda, estaba llena de escombros y ramas de árboles.
También llegó el comandante de la Naval, quien me dijo que me iban a sacar. Al voltear atrás vi que mis pies estaban desechos con la carne ensartada en ramas, mi hermano me dijo que iban a cortar el pie para sacarme. Le pedí que no lo hagan y que corten las ramas, pero de inmediato machetearon.
Mi hermano me jaló de las dos manos, el comandante de la cintura y mis otros hermanos de las piernas y ya no supe más. Dicen que mi pie se quedó en el lugar.
Llegamos al hospital, como era sábado sólo estaba el médico de emergencia, no había agua ni luz, todo estaba oscuro, era un caos y los pacientes llegaban gritando. Vino el médico de la Caja y otros más, pidió que ingrese a quirófano, dicen que me colocaron anestesia local y después ya escuché un ruido, me estaban cortando el hueso, ya no tenía uno de mis pies. La operación duró tres horas.
Uno de los doctores ordenó mi traslado a La Paz y con ayuda de la Alcaldía y colecta de los colegas y vecinos estoy aquí. En la clínica me llevaron a Emergencias y limpiaron la herida para evitar una infección. Le pido a la gente que me colabore, somos una familia humilde y debo seguir trabajando, soy profesora de la Unidad Educativa Filadelfia. Le pido al Ministro de Educación que comprenda y no me dejen cesante. Fue un accidente y necesito trabajar.
Sepa Más
Se reciben los aportes a la cuenta: Prodem 901-2-1-14182-4, Yugar Cartagena.
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