Saturday, November 23, 2013

Toros sueltos causaron sobresalto en Llallagua

Para muchos, el paseo nocturno –bajo un cielo estrellado– por la plaza central de Llallagua, como todas las noches suelen hacerlo personas adultas de ambos sexos y enamorados tomados de las manos, se tornó en una pesadilla que nadie se imaginaba; pesadilla propia de algunos sueños.
A lo lejos del epicentro se oía un tenue alboroto que, poco a poco, subió de intensidad. “¡Cuidado, cuidado!”, así alertaban las personas que vieron a dos toros desbandados que habían escapado del camión que los conducía a su última morada: el camal.
El apronte no era para menos. Los animales ya se habían desbandado y habían causado zozobra en la calle 7, donde se encuentra el comercio más importante del poblado.
Eso ocurrió cuando apenas las manecillas del reloj marcaban las 20:00. La gente ya estaba alborotada y pedía la intervención policial porque los bravos toros ya habían causado un descomunal miedo en la población.
El miedo, sin duda, se apoderó de los transeúntes porque los animales desbandados podían embestir a cualquier persona u objeto. Lo bueno del episodio dramático es que nadie resultó herido.
El primer animal fue atrapado por los vecinos, que tuvieron las agallas para controlar al toro fue un atrevimiento inusual de valentía y coraje. Sin embargo, el otro animal –el más bravo– endemoniado –por la constitución maciza– seguía descontrolado causando pánico entre la gente.
Nadie quería acercarse al diabólico toro. Hasta de pronto llegaron los uniformados al frente de su comandante provincial de Policía, coronel Edgar Olguín.
“Un toro salió del dominio de la gente que lo transportaba y quienes corrían riesgo, fueron los ciudadanos de Llallagua y la Policía que logró paralizar realizando cinco disparo”, dijo.
Cuatro disparos del arma reglamentaria del policía no lograron derribar al animal. Se desconoce qué calibre usó. El cuadrúpedo seguía de patas hasta que un sargento, del cual no se dio su nombre y apellido, con un certero disparo en la cabeza derivó al animal.
“El sargento Crispín (…) logró matar al animal. Hubo mucho peligro y riesgo”, contó el oficial de policía.
Finalmente, después de usar un arma de fuego, el comandante de policía de esa región dijo que el hecho se originó por la poca precaución que las personas que trasladan estos animales se causó zozobra en la población.
No habló de ninguna sanción a los que comercializan reses para la alimentación de los pobladores de ese municipio, que está ubicado en el norte potosino. Se desconoce si el carnicero compró esa res para vender la carne del toro que causó terror entre las personas que fueron testigos de ese episodio inusual.

S.N. en el comando departamental

El uso del arma para matar al animal no fue reportado al comando departamental de Policía de Potosí.
Ayer el Potosí consultó sobre lo ocurrido, pero nadie dio informe de lo sucedido en la población de Llallagua. La res, derribada por el impacto de bala, no se sabe dónde fue a parar, los informes no detallan ese aspecto.
Lo cierto y evidente es que muchas personas fueron testigos de lo ocurrido en el centro de Llallagua.

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Toros sembraron pánico entre los habitantes que salieron a pasear por la plaza 10 de Noviembre

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