Son las siete de la mañana. La pesadilla del día anterior(jueves) continúa en Chiruchi Rosario (Punata), un pueblo donde solo 4 de 80 familias salvaron sus viviendas. Un temor silencioso se advierte entre la gente ya que desde muy temprano un grupo de hombres y jóvenes quiere ingresar a la zona afectada mientras las mujeres se resisten. Temen que puedan correr la misma suerte del joven cuya vida fue segada por las aguas.
“Está peligroso. El agua llega hasta la cintura, y las paredes están cayendo a cada rato”, intenta persuadir una de las mujeres.
Minutos después, en fila de uno y a paso lento, deciden ingresar por la calle principal. “Uuuyy peor que un terremoto, todito se había desecho. Todo esto estaba parado ayer”, dice con pena y sorpresa don Antonio Fernández, uno de los pobladores.
Las casas que día antes(jueves) estaban en pie fueron remojadas por el agua durante toda la noche y se desplomaron. A lo lejos un perro negro ladra, como pidiendo auxilio, y empieza a llamar la atención de los vecinos. “¿De quién será su perro?”, ¿Todita la noche se ha debido quedar ahí paradito” dice la gente señalando al cachorro que trata de equilibrarse en los restos de un muro.
Una joven va a su rescate, pero el animal se resiste a saltar temeroso de caer al agua, y solo sale de ahí cuando deciden cargarlo como a un bebé.
En medio de la calle encuentran una mesa parrillera, que probablemente tuvo que ser dejada por sus dueños antes de escapar. “Lleven esa parrilla, más tarde a todos los patos y conejos los vamos a poner a la brasa”, sugiere uno de los adultos. Lo que parece ser una broma, para muchos no esta muy lejos de la realidad, ya que con la comida bajo el agua el destino de estos animales no es nada alentador.
El recorrido es interrumpido por un estruendoso ruido. “¡Otra casa!” grita uno, y la caminata se detiene. En silencio tratan de identificar de quién es la vivienda que se vino abajo y prosiguen.
En los patios ven con pena cómo las camas, roperos y mesas, entre otros muebles, continúan remojándose. “Mirá el Sinfo lo había dejado su cama”. “Se ha ido a la ciudad ¿no?”, comentan los vecinos que se quedaron.
“Todos estos marcos y puertas se van a arruinar. ¿Cómo podríamos sacar?”, se detiene uno de ellos. “Por sacar tu puerta la pared te va aplastar”, le responde el otro y deciden seguir caminando.
Nuevamente, otro sonido diferente detiene al grupo. “Se están estirando los cables. ¡Este poste se va a caer!”, alerta uno de los jóvenes. Miran asustados el poste inclinado sobre ellos y deciden pasar apresurados.
“Era que ese rato cuando se estaba entrando el agua tapemos con adobes”, lamenta uno. “Pero quién iba a pensar que algún día el agua iba a llegar hasta aquí. Nunca”, responde otro.
En el recorrido, que duró una hora, al menos cuatro casas se vinieron abajo, sin que nadie pueda hacer nada para impedirlo. Resignación y esperanza en las palabras de Evo Morales consuelan a estas familias. “El Presidente ha dicho que nos va a dar casas, pero seguro será para un cuartito y... ¿Para el resto?. Tenemos que juntar plata, pero ¿De dónde? si toda nuestra cosecha está bajo el agua?”, analiza don Antonio, otra afectado.
Terminada la reunión, a lo lejos ven a doña Margarita Moreira, una anciana de 90 años, que es rescatada a bordo de un perol de chicharrón. La anciana aprovechó el alboroto para escabullirse e ir a casa que corre el mismo riesgo de desplomarse. “Quería ir a cercar con tierra para que no se remoje -la casa-, pero igual se va a caer. Es peligroso que esté ahí”, dice su sobrino, Sinforiano Torrico quien la saca casi a la fuerza.
Apuntes.
Ochenta familias.
Ochenta familias ven cómo poco a poco el agua desploma las casas que los cobijaron toda su vida.
Dos meses
Las lluvias continúan y las familias estiman que el agua solo se perderá dentro de dos meses más.
Evacuación
A diferencia de estas comunidades, Chiruchi Rosario no tiene un espacio para evacuar a las familias ya que la escuela también está en medio del agua. La mayoría fue acogida por vecinos y familiares.
Ayuda
Autoridades municipales llegaron por la mañana trayendo un vaso de arroz con leche y pan. Coordinan el envío de víveres y vituallas.
Aguas del Valle Alto llegan inundando hasta la Angostura
Todos los ríos y canales de riego del valle Alto llegan con fuerza arrasando cultivos y ganado a su paso. Desde las poblaciones de Punata, Cliza y Arbieto, las aguas se extienden afectando a comunidades agrícolas como San Lorenzo y Carcaje Rosario, de San Benito y Arbieto, respectivamente.
En San Lorenzo, el río anegó todo el bosque de algarrobos que albergaba a cientos de familias que llegaban desde la ciudad para un día de campo. Ahora, toda el área es una corriente de agua turbia, que llega hasta el follaje de los árboles.
En Carcaje Rosario, vecinos se pusieron a reparar un viejo bote para ingresar a sus cultivos, donde el agua llega hasta la copa de los maizales. “No podemos entrar a pie. Tenemos que rescatar algo por lo menos. No lo vamos a dejar así”, comenta la señora Antonia Montaño.
Los pobladores de esta comunidad fueron afectados por la crecida de la represa La Angostura, cuyo nivel se encuentra a solo un metro de llegar a su límite. “Tenemos unas 200 hectáreas de maíz y alfa bajo el agua”, explica don Valerio Grágeda.
Hay diez mil familias afectadas en 27 municipos
En Cochabamba, hasta el momento, se han registrado 10 mil familias afectadas por las inundaciones en 27 municipios, informó el gobernador Edmundo Novillo.
No dio a conocer el número de viviendas que están destruidas o que corren riesgo de caer y, por lo tanto, no son habitables.
Señaló que las emergencias se han reportado en 423 comunidades de las cinco regiones del departamento (en Valle Alto, Valle Bajo, trópico, Cono Sur y en la zona andina).
Novillo señaló que las aguas han dañado más de 12 mil héctares de diferentes cultivos. Las zonas con más problemas están en el Valle Alto, trópico y Cono Sur.
Reconoció que es posible que los datos varíen con el paso del tiempo porque las lluvias continúan cayendo en el departamento.
Señaló que están coordinando con autoridades nacionales y municipales para ayudar a los miles de afectados.
MÁS DE 1200 El ministro de Obras Públicas, Servicios y Vivienda, Vladimir Sánchez, informó que en el país hay 1.200 viviendas dañadas por las inundaciones.
Indicó que tras la declaración de Emergencia Nacional el Gobierno está en condiciones de atender todas las emergencias que se presenten en el país por el tema de las lluvias.
“Contamos con los recursos económicos suficientes para reconstruir las casas dañadas”, afirmó.
Explicó que están realizando la primera evaluación para cuantificar los daños y el nivel de afectación de las construcciones. Posteriormente, verificarán que los terrenos sean seguros para levantar las nuevas viviendas.
Sánchez dijo que los daños mayores están en los departamentos de Beni, La Paz y Cochabamba.
Añadió que también hay problemas, aunque menores, en Santa Cruz, Chuquisaca y Potosí.
La ayuda llegará a todas las zonas y a las familias afectadas, sostuvo.
Opiniones.
Antonio Fernández
Vecino Chiruchi Rosario
Por lo menos un cuarto de loza nos debíamos hacer, todo era de adobe y el agua rapidito lo ha remojado por eso se está cayendo como si nada. Pero jamás íbamos a pensar que llegaría hasta aquí. Nunca en mi vida he visto esto.
Mario Suárez
Dirigente Chiruchi Rosario
De las 80 familias sólo unas 4 están fuera del agua el resto está en el agua y todito se está cayendo. El Presidente ha dicho que nos va ayudar con casas, pero aquí quien ya se va animar a construir, tendrían que comprarse un terrenito en otro lugar.
Jorge Arnez
Presidente Concejo Municipal
Por lo pronto, solo podemos ayudarlos con alimentos y vituallas. Lo más grave son sus casas y no hay dónde bombear. Vamos a insistir para que el Presidente pueda ayudarnos a reponer sus casas.
Teodora Pérez
Vecina Carcaje Rosario
Toda la noche hemos llorado. Ya son tres días que estamos inundados y nadie viene aquí, ninguna autoridad sabe que estamos en esta situación. Entre nosotros nomas estamos viendo cómo apoyarnos.
Aurelio Córdova
Vecino Caracaje Rosario
La mayoría de los vecinos tenemos entre una y dos hectáreas que están allá al fondo -del agua- y es difícil recuperarlo porque el agua nos llega al cuello.
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