Luto, llanto, desesperación y enfermedad. Así se resume lo que ha ocurrido el fin de semana en el país, a consecuencia del azote de las riadas e inundaciones causadas por lluvias sobrecogedoras. Según el viceministro de Defensa Civil, Óscar Cabrera, las familias afectadas por el desastre natural ya suman 37.800 y hay 100 municipios colapsados en los nueve departamentos de Bolivia. Pero el daño humano no es cosa de números: lo grave es que ayer se confirmó la muerte de una anciana, de 60 años, que fue arrastrada por un río de Sacabamba (Cochabamba), junto a dos niñas que siguen desaparecidas. Ocurrió el sábado.
En Vitichi (Potosí) aún lloran la desaparición de otras tres niñas, jaladas por la fuerza de un río este fin de semana. En Rurrenabaque y en Reyes (Beni) el agua llegó al cuello y los efectos deterioran la salud de sus habitantes.
‘Rurre’, sin agua
Ahora que la lluvia se ha disipado, los pobladores de Rurrenabaque también sufren. Sufren porque desde hace cinco días no sale agua de los grifos y durante todo ese tiempo el cielo, así como les daba problemas, también les proveía el líquido vital que usaban para beber, para preparar la comida y para bañarse y lavar la ropa.
La fórmula la habían heredado de los abuelos: colocaban baldes y ollas debajo de los aleros de las casas y colegios donde están refugiados, y el agua las llenaba a través de chorros gruesos. Es que la crecida del río Beni, que generó una inundación en cadena en Rurrenabaque, cortó las cinco tomas de agua que garantizaban el suministro de agua potable por cañería. Pero ayer dejó de llover por varias horas y el agua acumulada en los recipientes fue mermando y la población se desesperó.
Como la leña estaba mojada y no contaban con el gas suficiente, el agua para beber no llegó a ser bien hervida y los pobladores ya sufren infecciones. Marco Lozano Michel, director municipal de salud, revela que 15 personas se enfermaron con diarrea y que debido a la gravedad, cinco de ellas fueron internadas de urgencia.
Cochabamba llora
El sábado, en Sacabamba, el alcalde Martín Siles dio las malas nuevas. “Hemos encontrado el cuerpo de la señora Andrea Sánchez, de 60 años, a unos tres kilómetros de donde fue arrastrada por un río”, relató.
Y la angustia en el pueblo no acaba porque, según el alcalde, las niñas Marina Molina, de 12 años, y Aleja Velarde, de seis años, no aparecen después de haber sido jaladas por el mismo caudal que mató a Sánchez. Luto, desesperación y enfermedad resumen la tragedia causada por las lluvias
Reyes es una isla de buses náufragos
Desde el helicóptero da la impresión de que un bus naufraga por una extensa planicie de agua. La vista no engaña: ese vehículo está atorado en el fango profundo en el que se ha convertido la ruta que va de Rurrenabaque a Reyes.
Al lado del bus hay dos tractores y varios hombres que intentan sacar el vehículo del fango, aunque saben que será difícil seguir el viaje porque el camino es ahora un hilo de agua espesa. En el trayecto también se ven camiones de alto tonelaje a los que les ha sorprendido la inundación.
Eso es solo una muestra del efecto de las inundaciones. Otra prueba de ello es que en la terminal de buses de Reyes, hay familias que no pudieron llegar a destinos del país y que ahora aguardan en carpas a que bajen las aguas y que seque el camino.
En Beni
Muy dolidos como para festejar
1 Ayuda. En uno de los helicópteros que trajo el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, a Rurrenabaque, se envió alimentos a Reyes, Río Viejo, Puerto Salinas, San Marcos y Soraida.
2 Nada que festejar. Ayer se celebró la fiesta patronal de Rurrenabaque, al recordarse la fundación de la población, en homenaje a la Virgen de la Candelaria. Debido a los desastres naturales, se suspendieron las actividades centrales, como riña de gallos, jocheo de toros, carrera de caballos y competencia de balseros por el río Beni
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